Historia
La Ley Seca en Estados Unidos durante los años 30 impulsó el contrabando de alcohol "moonshine" (licor casero) y, con ello, la transformación de autos comunes en veloces máquinas para eludir a la ley. Los “corredores” modificaban sus vehículos: potenciaban motores, reforzaban suspensiones, retiraban asientos para cargar más licor, y conducían por caminos rurales, muchas veces de noche y sin luces.
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Este desafío constante forjó pilotos extraordinarios y derivó en competencias improvisadas en el sur del país, sentando las bases de la futura NASCAR, fundada en 1947. El mítico motor Ford Flathead V8 y figuras como Junior Johnson, contrabandista y piloto, quedaron para siempre en la leyenda.
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En Argentina, aunque sin vínculo directo con el contrabando, el espíritu de aventura y pasión por la velocidad dieron origen, en los años 30, al Turismo Carretera (TC): autos de serie desafiando los caminos abiertos. Carreras míticas y emblemáticas como la Buenos Aires - Caracas de 1948 marcaron hitos y escribieron páginas gloriosas, con figuras como Juan Manuel Fangio y los hermanos Oscar y Juan Gálvez, que elevaron al TC al rango de epopeya mecánica, llevando el nombre de la Argentina a lo más alto del deporte motor.​
​Hoy, ese legado de pasión, ingenio y camaradería sigue vivo en eventos que rinden tributo a aquellas primeras épocas: en Estados Unidos, el célebre TROG (The Race of Gentlemen); en Francia, la espectacular Normandy Beach Race; o en el Rømø Motor Festival en Dinamarca. Encuentros donde la historia, la pasión y el rugido de los motores vuelven a cobrar vida.
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En este mismo espíritu, nace en Argentina Carreras Legendarias, un evento único que reúne autos, motos y aviones clásicos en un verdadero festival de la cultura motora. Desde sus primeras ediciones, ha convocado a entusiastas de todo el país y del mundo, que comparten la pasión por las máquinas, el diseño, la historia y la camaradería. En cada encuentro de Carreras Legendarias, los motores cuentan historias, los caminos se llenan de tradición, y el tiempo parece detenerse para celebrar el espíritu de aquellas gestas que dieron origen al automovilismo tal como lo conocemos.
